jueves, febrero 21, 2013

Nuestras lenguas maternas



“El lenguaje es el vestido del pensamiento” Samuel Johnson

Hoy 21 de febrero, además de ser el 27 aniversario del juego La Leyenda de Zelda, el 67 aniversario del nacimiento de Anthony Danields (C3PO)  y de que comparece ante la corte el ciberactivista Jeremy Hammond; es el Día Mundial de la Lengua Materna.

Una lengua materna es la primera lengua o idioma que una persona aprende. Actualmente hay alrededor de 6.800 lenguas en el mundo, y la mitad de estas son habladas por menos de 2.500 personas. La UNESCO calcula que para sobrevivir en el tiempo las lenguas necesitan al menos 100.000 hablantes,  lo cual crea una problemática ya que el proceso de extinción de las lenguas nunca haía sido tan acelerado. Se pronostica que de las lenguas que actualmente se hablan en el mundo solo la mitad permanecerá para el 2100.
La guerra, los genocidios, los desastres naturales, la adopción de lenguas dominantes, la dominación neocolonial y las prohibiciones directas o indirectas que practican ciertos gobiernos al uso de ciertas lenguas está causando la extinción de las mismas.

Cuando muere una lengua se pierden fuentes de información valiosísimas sobre pueblos y culturas enteras. Actualmente en Siberia sólamente 100 personas hablan la lengua udihe; y un idioma como el arikapu es hablado solamente por 6 personas. En el año 2001 Marie Smith, de 83 años de edad, era la única hablante de eyak, un lenguaje nativo de Alaska, y en 1992 murió el último ciudadano turco que hablaba ubykh, un idioma de la región del Cáucaso que tenía record de consonantes: 81.

Hoy en día 8 paises contienen dentro de sus fronteras más de la mitad de las lenguas del mundo: Papúa-Nueva Guinea, Indonesia, Nigeria, India, México, Camerún, Australia y Brasil.

¿Cómo saber si una lengua corre peligro de desaparecer? Según la UNESCO este proceso inicia cuando sus hablantes de jan de utilizarla, cuando van restringiendo su uso a ámbitos cada vez más reducidos, cuando se recurre cada vez menos a sus registros y estilos idiomáticos y cuando dejan de transmitirla a la siguiente generación.

¿Se puede hacer un cálculo de las lenguas desaparecidas? Es imposible un cálculo exacto, pero los linguístas pueden determinar el número por áreas. Por ejemplo, en Europa y Asia Menor han desaparecido alrededor de 75 idiomas, en Estados Unidos -desde la llegada de los europeos a América- han desaparecido 115 de las 280 lenguas que se hablaban en ese momento. Recientemente han desaparecido el saamí de Akkala de la Federación Rusa (2003), el aasax de Tanzania (1976), el ubyh de Turquía (1992) y el eyak de Alaska (2008) entre otros.

¿Qué podemos hacer para contrarestar la extinción de una lengua? Crear las condiciones propicias para que sus hablantes las sigan usando y además las enseñen a sus hijos. Claramente esto implica la implementación de una política estatal que reconozca y proteja las lenguas minoritarias, el establecimiento de sistemas educativos que fomenten las lenguas maternas y una colaboración creativa entre los miembros de la comunidad de hablantes y los linguístas para elaborar un sistema escrito de las lenguas habladas y enseñarlas oficialmente.

Para esto se necesita crear un contexto social y político que propicie el plurilinguísmo y el respeto de las lenguas minoritarias para que el hecho de hablar una de estas lenguas no se considere una obligación sino una ventaja.

Lamentablemente hoy por hoy muchos idiomas están casi condenados a desaparecer, pero si la comunidad de hablantes lo desea, estudiosos como linguístas, antropólogos o filólogos pueden registrarlas en la medida de lo posible para que no desaparezcan sin dejar rastro.

Hay iniciativas muy interesantes que luchan por conservar estas lenguas. En 1983 los hawaianos re-introdujeron en sus escuelas su lengua nativa aha-punana-leo (que quiere decir “nido de lenguaje”), que estaba casi extinta luego de que el el gobierno de los Estados Unidos prohibiera su enseñanza; gracias a eso actualmente más de 7 mil hawaianos hablan su lengua nativa. En Cronwall, Inglaterra, se está tratando de reavivar el cornish, idioma extinto en 1777. Lo mismo sucede con antiguas lenguas mayas en México, con el galés, el navajo, el maorí y otras lenguas nativas de Bostwana.

En nuestro país se extinguieron varias lenguas como el quepo, el coctú, el corobicí, el suerre y el quequexque.  Durante el siglo XVIII desaparecieron las lenguas chorotega y huetar, y en la segunda mitad del siglo XX se extinguió el rama o voto.  Sobreviven el bribri, el cabecar, el boruca, el maleku, el guaymí y el térraba; pero los linguístas consideran que de ellas solamente tres tienen posibilidades de sobrevivir.

Hay varias iniciativas para reavivar estas lenguas, como el proyecto Raíz-Palabra del ICER, el Programa de Enseñanza de Lenguas Indígenas de la Universidad Nacional y los programa de Lenguas y Artes Verbales e Indígenas de la Universidad de Costa Rica. Aún así los esfuerzos no son suficientes.

Creo que nosotros, como ciudadanos costarricense y herederos de esta cultura y estos lenguajes debemos de incentivar su investigación, enseñanza y aprendizaje. No solamente es un tema que incumba a los pueblos indígenas, estos idiomas son las lenguas maternas de nuestros antepasados.

Yo por mi parte he decidido darme la tarea de investigar sobre estas lenguas en general y aprender una de ellas en los próximos dos años.


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