“El lenguaje es el vestido del pensamiento” Samuel Johnson
Hoy 21 de febrero, además de ser el 27 aniversario del juego La Leyenda de Zelda, el 67 aniversario del nacimiento de Anthony Danields (C3PO) y de que comparece ante la corte el ciberactivista Jeremy Hammond; es el Día Mundial de la Lengua Materna.
Una lengua materna
es la primera lengua o idioma que una persona aprende. Actualmente hay
alrededor de 6.800 lenguas en el mundo, y la mitad de estas son habladas
por menos de 2.500 personas. La UNESCO calcula que para sobrevivir en
el tiempo las lenguas necesitan al menos 100.000 hablantes, lo cual
crea una problemática ya que el proceso de extinción de las lenguas
nunca haía sido tan acelerado. Se pronostica que de las lenguas que
actualmente se hablan en el mundo solo la mitad permanecerá para el
2100.
La guerra, los genocidios, los desastres
naturales, la adopción de lenguas dominantes, la dominación neocolonial y
las prohibiciones directas o indirectas que practican ciertos gobiernos
al uso de ciertas lenguas está causando la extinción de las mismas.
Cuando muere una lengua se pierden
fuentes de información valiosísimas sobre pueblos y culturas enteras.
Actualmente en Siberia sólamente 100 personas hablan la lengua udihe; y
un idioma como el arikapu es hablado solamente por 6 personas. En el año
2001 Marie Smith, de 83 años de edad, era la única hablante de eyak, un
lenguaje nativo de Alaska, y en 1992 murió el último ciudadano turco
que hablaba ubykh, un idioma de la región del Cáucaso que tenía record
de consonantes: 81.
Hoy en día 8 paises contienen dentro de
sus fronteras más de la mitad de las lenguas del mundo: Papúa-Nueva
Guinea, Indonesia, Nigeria, India, México, Camerún, Australia y Brasil.
¿Se puede hacer un cálculo de las lenguas
desaparecidas? Es imposible un cálculo exacto, pero los linguístas
pueden determinar el número por áreas. Por ejemplo, en Europa y Asia
Menor han desaparecido alrededor de 75 idiomas, en Estados Unidos -desde
la llegada de los europeos a América- han desaparecido 115 de las 280
lenguas que se hablaban en ese momento. Recientemente han desaparecido
el saamí de Akkala de la Federación Rusa (2003), el aasax de Tanzania
(1976), el ubyh de Turquía (1992) y el eyak de Alaska (2008) entre
otros.
¿Qué podemos hacer para contrarestar la
extinción de una lengua? Crear las condiciones propicias para que sus
hablantes las sigan usando y además las enseñen a sus hijos. Claramente
esto implica la implementación de una política estatal que reconozca y
proteja las lenguas minoritarias, el establecimiento de sistemas
educativos que fomenten las lenguas maternas y una colaboración creativa
entre los miembros de la comunidad de hablantes y los linguístas para
elaborar un sistema escrito de las lenguas habladas y enseñarlas
oficialmente.
Para esto se necesita crear un contexto
social y político que propicie el plurilinguísmo y el respeto de las
lenguas minoritarias para que el hecho de hablar una de estas lenguas no
se considere una obligación sino una ventaja.
Lamentablemente hoy por hoy muchos
idiomas están casi condenados a desaparecer, pero si la comunidad de
hablantes lo desea, estudiosos como linguístas, antropólogos o filólogos
pueden registrarlas en la medida de lo posible para que no desaparezcan
sin dejar rastro.
Hay iniciativas muy interesantes que
luchan por conservar estas lenguas. En 1983 los hawaianos
re-introdujeron en sus escuelas su lengua nativa aha-punana-leo (que
quiere decir “nido de lenguaje”), que estaba casi extinta luego de que
el el gobierno de los Estados Unidos prohibiera su enseñanza; gracias a
eso actualmente más de 7 mil hawaianos hablan su lengua nativa. En
Cronwall, Inglaterra, se está tratando de reavivar el cornish, idioma
extinto en 1777. Lo mismo sucede con antiguas lenguas mayas en México,
con el galés, el navajo, el maorí y otras lenguas nativas de Bostwana.
En nuestro país se extinguieron varias
lenguas como el quepo, el coctú, el corobicí, el suerre y el
quequexque. Durante el siglo XVIII desaparecieron las lenguas chorotega
y huetar, y en la segunda mitad del siglo XX se extinguió el rama o
voto. Sobreviven el bribri, el cabecar, el boruca, el maleku, el guaymí
y el térraba; pero los linguístas consideran que de ellas solamente
tres tienen posibilidades de sobrevivir.
Hay varias iniciativas para reavivar estas lenguas, como el proyecto Raíz-Palabra del ICER, el Programa de Enseñanza de Lenguas Indígenas de la Universidad Nacional y los programa de Lenguas y Artes Verbales e Indígenas de la Universidad de Costa Rica. Aún así los esfuerzos no son suficientes.
Creo que nosotros, como ciudadanos
costarricense y herederos de esta cultura y estos lenguajes debemos de
incentivar su investigación, enseñanza y aprendizaje. No solamente es un
tema que incumba a los pueblos indígenas, estos idiomas son las lenguas
maternas de nuestros antepasados.
Yo por mi parte he decidido darme la
tarea de investigar sobre estas lenguas en general y aprender una de
ellas en los próximos dos años.