"Cuando tengas que elegir entre dos caminos,
pregúntate cuál de ellos tiene corazón.
Quien elige el camino del corazón,
no se equivoca nunca"
Son días de sintonía y de entropía. Días de armonía y de caos.
Para aprender, crecer y cambiar caminamos por situaciones que muchas veces nos retan en nuestro ego y concepto propio, recordándonos que la libertad real significa desprendernos de ellos. ¡Y qué proceso más cabrón!
Circunstancias complejas siempre vamos a tener, la llave es cómo atravesarlas con fuerza y sin sufrimiento, en un camino directo del corazón hasta el mundo externo, sin pasar por la mente, sin escucharla o permitirle un ápice de opinión, de duda, de miedo.
Acallar la mente es el reto, dejar de pensar y empezar a vivir. Como si el corazón fuese una brújula, nítida, incólume, sin sesgo de ningún tipo... y simplemente dejarnos guiar. Vivir ya, ya mismo, ya, no esperar avanzar un poco más para disfrutar el momento.
Y cuando nos envuelva la nube de la mente, la desconfianza, la falta de sentido, volver al origen, silenciar los pensamientos y escuchar el corazón; encenderlo para que brille e ilumine la oscuridad, sin combatirla.
Este corazón, el mío, el tuyo, el de nosotros, tiene las respuestas, solo hay que escucharlo.
Seguimos caminando, yo vengo a ofrecer mi corazón.
"¿Quién dijo que todo está perdido?
Yo vengo a ofrecer mi corazón.
Tanta sangre que se llevó el río,
yo vengo a ofrecer mi corazón.
No será tan facil, ya sé que pasa.
No será tan simple como pensaba.
Como abrir el pecho y sacar el alma, una cuchillada de amor.
Luna de los pobres, siempre abierta,
yo vengo a ofrecer mi corazón.
Como un documento inalterable,
yo vengo a ofrecer mi corazón.
Y uniré las puntas de un mismo lazo,
y me iré tranquilo, me iré despacio,
y te daré todo y me darás algo,
algo que me alivie un poco nomás.
Cuando no haya nadie cerca o lejos,
yo vengo a ofrecer mi corazón.
Cuando los satélites no alcancen,
yo vengo a ofrecer mi corazón.
Hablo de países y de esperanza,
hablo por la vida, hablo por la nada,
hablo por cambiar esta, nuestra casa,
de cambiarla por cambiar nomás.
¿Quién dijo que todo está perdido?
Yo vengo a ofrecer mi corazón."
Gracias Fito.